Friday, January 23, 2009

Salmo 27

En las afueras de un Templo de mi Ciudad -en lo más alto de ésta columna- el Señor levanta sus brazos imponente. Para recordarnos que aún cuando el País pareciera ser devorado por alacranes y serpientes, también su tiempo acabará.

Junto a Dios no hay temor.

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